Lo terrible de la miseria
es la inmovilidad
pasan los días y sigues sentado
sin hacer nada
las semanas los meses los años
y tú deseando
deseando todo quiero decir
con los codos apoyados
en el mostrador vacío
y la cabeza entre las manos
mirando a la calle
el asfalto que se derrite bajo el sol
Por la tarde hay demasiada calor y humedad
te bañas con una cubeta de agua
para refrescarte
y te sientes mejor
Con los años los deseos
amortiguan
y entonces optas por
la espiritualidad
la única opción es Dios
y todos dicen oh es
un sabio
cordero de Dios.
Llegamos al final
con la ilusión del movimiento
adheridos al mostrador vacío
apoyados sobre los codos
la gente entra
pregunta los precios
y salen y nadie compra y nadie vende
y así morimos
dulcemente.
Pedro Juan Gutiérrez, poeta cubano
Foto Rosa, http://www.flickr.com/photos/dadiva/
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