Un día desperté, me incorporé en la cama y sonreí. Ya no sentía dolor. Y de golpe comprendí que la persona justa no existe. Ni en el cielo ni en la tierra, ni en ningún otro lugar. Simplemente hay personas, y en cada una hay una pizca de la persona justa, pero ninguna tiene todo lo que esperamos y deseamos. Ninguna reúne todos los requisitos, no existe esa figura única, particular, maravillosa e insustituible que nos hará felices. Sólo hay personas. Y en cada una hay siempre un poco de todo, es a la vez escoria y un rayo de luz".
Sándor Márai, "La mujer justa"
Foto, Rosa, http://www.flickr.com/photos/dadiva/
2 comentarios:
Qué lindo ese documento. Y cuánta verdad encierra. Nosotros siempre buscando...
La foto es de las de pared. Muy buena... digamos, la cabellera justa.
Abrazos desde 2009
Miguel
Hace un tiempo que llegué a la misma conclusión, y tranquiliza realmente.
Porqué luego entras en una fase diferente, aceptas a las personas tal como son, sin juzgar ni querer cambiarlas. Sólo quererlas y disfrutarlas.
Sobre la foto... es un momento de luz que ya desapareció.
Publicar un comentario