
El invierno se acerca
a pasos agigantados
inviernos vacíos,
interminablemente largos.
En el dormitorio
el buda sonríe
el niño de la postal
mira intrigado
una montaña de libros
espera
a ser rescatada de la soledad.
El músico maldito de Jazz,
insensible al tiempo,
nos observa
en blanco y negro
con la trompeta en mano.
Afuera,
luce un sol tibio
descolorido
gastado.
No espero el invierno
el manto de niebla
las calles silenciosas
y solitarias.
Añoro la primavera
el sol diáfano
la nueva vida que renace
los cielos claros
la energía en el aire.
Pero entonces,
habrán pasado los meses
y el reloj del tiempo
sigue tictaqueando.
Foto y poema: Rosa